«Yo soy el barbero de Picasso y canto las letras que el artista malagueño escribió, cante jondo»
Enrique Morente
Con las guitarras de Juan y Pepe Habichuela, los tangos de Morente, en una actuación el la Plaza de los Aljibes de La Alhambra de Granada (1994), adaptación del poema «La fonte que mane y corre» de San Juan de la Cruz.
La fonte que mane y corre
San Juan de la Cruz
.
Aquella eterna fonte está escondida,
que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche
Su origen no lo sé, pues no le tiene,
mas sé que todo origen de ella tiene,
aunque es de noche.
Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben de ella,
aunque es de noche.
Bien sé que suelo en ella no se halla,
y que ninguno puede vadealla,
aunque es de noche.
Su claridad nunca es oscurecida,
y sé que toda luz de ella es venida,
aunque es de noche.
Sé ser tan caudalosos sus corrientes.
que infiernos, cielos riegan y las gentes,
aunque es de noche.
El corriente que nace de esta fuente
bien sé que es tan capaz y omnipotente,
aunque es de noche.
El corriente que de estas dos procede
sé que ninguna de ellas le precede,
aunque es de noche.
Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.
Aquí se está llamando a las criaturas,
y de esta agua se hartan, aunque a oscuras
porque es de noche.
Aquesta viva fuente que deseo,
en este pan de vida yo la veo,
aunque es de noche.
Fuente l A media voz
El flamenco sin límites
El 1 de agosto de 1970, en la página 41 de la revista Triunfo, Paco Almazán daba noticia de un homenaje que se le tributaría al cantaor Pepe de la Matrona, con motivo de la celebración de la 1ª Porra de Archidona, festival flamenco que creara ese año José Luis Ortiz Nuevo. En ese homenaje participaban Morente y Menese. El 16 de agosto, en el 600 familiar llegamos a Archidona mi mujer y yo.
Hace mes y medio tuvimos a Ortiz Nuevo en el curso sobre flamenco en la Sede de la Universidad y hoy el Aula de la CAM nos gratifica con la actuación Morente. Se inscriben en el registro 37 años. ¿Qué ha pasado desde entonces? Pues que Enrique Morente es la levadura que fermenta, la bisagra desde la que gira el desarrollo del cante flamenco. Y esto dicho con palabras inmediatas, con metáforas de signo muy sencillo y legible.
Le trajimos a cantar a Alicante, en la calle San Fernando, en 1973, cuando le acompañaba a la guitarra Manzanita, para seguir muy afecto a esta ciudad hasta en cinco ocasiones, bien en los Encuentros de Flamenco en el Aula de Cultura, bien cantando saetas en el Barrio de Santa Cruz, bien interpretando la misa flamenca en Santa María. En todas esas ocasiones, un referente nuevo había incorporado a la masa constitutiva del flamenco. Cantó en el 71 al oriolano Miguel antes que lo hiciera Serrat; en el 77 sustituyó a la guitarra por órgano sintético para entonar la siguiriya al tiempo que le premiaban con el Nacional de Música por su ortodoxia para con Chacón; paseó por los teatros y el cine, musicó desde Bergamín a Lope de Vega y en el 96 hizo temblar las murallas del templo viajando con el Federico neoyorkino hacia un hito revolucionario en el flamenco: «OMEGA».
El flamenco, como universo de signos donde la música se convierte en un «medio de unión simbólica y un acontecimiento social de identificación» permeable desde que, a mediados del siglo XIX se hiciera luz visible, nos parece a muchos protagonista de «modelo comunicativo en proceso abierto , en el que el mensaje varía según los códigos, los códigos entran en acción según las ideologías y las circunstancias, y todo el sistema de signos se va reestructurando continuamente sobre la base de la experiencia de descodificación que el proceso instituye» (Umberto Eco).
Pues bien, con motivo de una intervención de Morente en el III Encuentro de Flamenco (1975) en el Aula de Cultura (de la entonces Caja de Ahorros del Sureste de España) dejamos constancia de que era el tiempo de «la conjunción más fructífera que se le ha dado pasar al cante: con situaciones objetivas radicalmente nuevas en el ámbito de la estructura social; el inicio de una clarificación y transparencia en la misión de los aparatos ideológicos y, finalmente, la práctica introductoria de una creativa artística en gestación, que se atreve a la remodelación de las formas expresivas», concluyendo que la factura creativa de Enrique Morente participaba de esos tres principios sustentadores del cante jondo.
En ese universo de signos, Morente ha incidido en los valores conceptuales incorporando condiciones de reconocimiento a fórmulas personales para diversos cantes (materia que precisamente está analizando Balbino Gutiérrez, a quien tendremos la semana próxima en el curso de la Sede), dejando obsoleta la falacia sobre pureza-heterodoxia, manejando la argumentación persuasiva del buscador, del curioso hipersensible avanzando los tiempos, (recuerdo la ocasión en que -hace ya muchos años- mi hijo Pablo le enfrascó con Tom Waits y Van Morrison). Enrique Morente es hoy el activo obligado para quienes vemos el flamenco como arte.
Fuente l Información.es
(Jueves 28 de febrero de 2008)
Ay, mare…»cuando se mecen las ramas»…
In memorian